miércoles, 27 de agosto de 2014

El anillo de Airoch


En una mañana sublime María caminaba hacia su trabajo, cuando de repente pensó que tendría tiempo para desviarse a comprar un regalo para su querida amiga Verónica, quien cumplía años el día siguiente.
María entro a una curiosa tienda de antigüedades la cual era atendida por una anciana con aspecto decrépito, su apariencia física no era muy agradable, era: de estatura baja,  arrugada, con un ojo blanco y el otro azul, nariz puntiaguda como la de una bruja, vestía ropas negras con aspecto antiguo (de esas que se solían usar en las épocas medievales)  y tenía una sonrisa no muy amigable. María prestó atención al aspecto de la anciana ya que cuando entró se enamoró inmediatamente de un anillo de oro con  una piedra bastante peculiar.
La anciana al ver que María observaba el anillo le dijo:  -¿qué anillo tan bello no te parece?-
-sí es bastante bello, cuanto cues…-
La anciana no le permitió terminar de hablar y le dijo: -no creo que puedas pagarlo-, María la miró con cara de odio pero mantuvo su cordura ante el desprecio y la arrogancia de aquella vieja decrépita -sí se ve bastante costoso- respondió María, a la vez le pidió a la anciana que le mostrara otras cosas que se encontraban en la vitrina del otro lado de la tienda, en el momento en el que la anciana se dio la vuelta María tomó una decisión que traería consecuencias a su vida, tomó el anillo y se esfumó de la tienda con él en mano.
Con una sonrisa de oreja a oreja, así como la que ponemos cuando recibimos el ponqué en nuestro cumpleaños, María caminó nuevamente hacia su trabajo observando detenidamente su nuevo y precioso anillo, aunque sentía algo de culpabilidad por lo que había hecho, nada le importaba mas que su anillo. Al llegar a su trabajo saludó a su amiga verónica.-¡Verónica! ¡Mira lo que tengo! Es bello, ¿no?- mostrando el anillo.
-wow ¡sí está de maravilla! Es hermoso, apuesto que se vería bien en mí… préstamelo para ver cómo me luce.
-NO!!! Cómo se te ocurre, este precioso anillo solo pertenece a mis suaves y delicadas manos-
-Tranquila, solo quería probármelo, no es para que te exaltes de esa manera, de cualquier forma, tengo bastante trabajo, nos vemos mañana para la fiesta en mi casa-
-¡sí por supuesto amiga!-
Después de un largo día de trabajo y admirar su anillo, María tenía unas increíbles ganas de comer,  tenía tanta hambre que al llegar a su casa pidió a domicilio una hamburguesa, la más grande que había, una porción de papas y una soda gigante, esto no fue suficiente para saciar su hambre, después de un rato un domicilio de alitas picantes, pollo frito y un postre de helado, ya algo satisfecha se dejó seducir por el suave tendido de su cama, cayendo profunda como un bebé cargando un sonrisa en su cara ya que había tenido un día espectacular, repentinamente abrió sus ojos y apenas eran las tres de la mañana, sintió hambre nuevamente y esta vez María no se conformó con hamburguesas o pedazos de pollo. Salió al supermercado 24 horas por carne,  papas fritas, jamón, pollo, todo lo que le pasaba por en frente lo compraba.
Al llegar a casa no podía esperar a preparar sus alimentos y despertó un hambre atroz por carnes crudas, empezó a comer, pero esto no saciaba su hambre y se embutía cualquier cosa comestible que estuviera a su alcance. Al terminar de tragar,  su hambre se sació un poco, se dirigió al baño y no podía creer lo que veía, su estómago había crecido de una manera muy grotesca, sin embargo se dijo: -no es para tanto, ya perderé esos kilos de más haciendo algo de ejercicio- mientras se miraba en el espejo detenidamente notó que su cabello no se veía brillante tal como siempre lo tenía, más bien parecía el cabello de una vagabunda de la calle, dañado, sin color y algo canoso, María golpeó el cielo con un estruendoso grito  cuando notó que al pasarse las manos por la cabeza el cabello se le caía por montones. Una y otra vez pasó su mano y no podía creer lo que veía, se quedaba calva en cuestión de segundos, ahora lloraba inconsolablemente y sentía hambre de nuevo,  se dirigió nuevamente a la cocina donde encontró comida de sobra, sin importarle de donde salió nuevamente se empezó a embutir todo lo que podía mientras lloraba y se preguntaba qué le ocurría, ¿por qué no se podía llenar?, ¿por qué su cabello se caía?, lo único que la consolaba era su anillo que aún lucia  hermoso en sus manos, cuando se fijó en él lo que solían ser sus suaves y delicadas manos ahora eran tales como las de la anciana, arrugadas y con manchas. Al ver esto, María corrió nuevamente al baño, se miró al espejo, y lo que vio fue algo indescriptible, la bella María que el mundo conocía ya no existía, su rostro era aquel de una bruja, arrugado, feo  y manchado, sus manos viejas y su estómago era aún más enorme, tanto así que su ropa se le había desgarrado.
María lloraba, lloraba sin cesar, cuando de repente oyó un susurro en su oído que decía “ Arioch, Arioch …. Arioch” atemorizada María gritaba repetitivamente:           -quién anda ahí?- pero no hubo respuesta alguna, lo único que María pudo hacer fue volver corriendo a su cuarto y esconderse bajo las sabanas, asustada temblando y angustiada. María no sabía qué hacer cuando de repente vuelve a oír “Arioch, Arioch …. Arioch” y las cosas en su cuarto comenzaron a caerse, sombras aparecían y su cama se movía golpeando el piso, de la nada hubo un repentino silencio, María pensó que todo había acabado pero en ese momento sintió que alguien se paró en su cama lentamente, se monto encima de María quien seguía cubierta por la sabanas y empezó a cantar con una vos juguetona, chillona y enfermiza tal como un cántico de niños “ gordita gordita vas a pagar, gordita gordita vas a pagar” repentinamente este ser empezó a molestar a María  saltándole encima,  gritándole, mientras María yacía inmóvil en su cama sin vos para gritar, aterrorizada, sin esperanza.
Nuevamente un silencio agudo llenó el cuarto ya no se oía nada.  Ya iba a amanecer, asustada María asomó su cabeza sacándola de las sabanas para ver si aún había alguien en su cuarto  y no vio a nadie, la alegría pensando que esto ya había terminado la lleno de felicidad haciéndola olvidar su horrible aspecto, María finalmente pudo sonreír, vio el anillo e intentó sacarlo de su dedo, pero como había engordado ya no podía, intentó de una y otra manera hasta que por fin  lo logró, de repente oyó “ Arioch, Arioch …. Arioch tu alma es mía MUERE!” sintió un fuerte golpe en su cabeza y sus luces se apagaron. En la oscuridad su mente divagaba por un momento cuando empezó a oír Ringggggggg Rinnnnnnnnngggggggg Rinnnnnnnnnnggggg María abrió los ojos miro sus manos y nuevamente eran bellas y delicadas, miró su bello y esbelto cuerpo, sintió su cabello, tocó su rostro y se miró al espejo, todo había vuelto a la normalidad. Feliz porque simplemente había sido un mal sueño, María sin pensarlo dos veces se vistió, salió de su casa y se dirigió hacia aquella tienda de antigüedades a pedir perdón y devolver aquel anillo que solo le trajo desgracias, cuando María se encontraba al otro lado de la calle, miró al frente, aquella anciana se encontraba detrás de la puerta de vidrio  de su tienda mirándola fijamente con cara de odio y rencor, empezó a  murmurar suavemente  “Arioch, Arioch …. Arioch”  María solo tuvo un segundo más de vida para gritar antes de ser asesinada por un autobús urbano que perdió control ya que iba sin frenos. Al ver esta escena macabra una suave sonrisa de placer y gusto apareció en la anciana mientras su anillo aparecía nuevamente en la vitrina que pertenecía.


Fin

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